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El teatro Macedonio Alcalá

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Cada ciudad de México y el mundo cuentan con sus “edificios emblemáticos”. Para el caso de Oaxaca indiscutiblemente que el Teatro Macedonio Alcalá es uno de ellos.
 

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TEMPLO DE SANTO TOMÁS APÓSTOL IXTLAN

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Templo de Santo Tomás Apóstol, Ixtlán, Oaxaca

La Sierra Norte de Oaxaca es un lugar de Poder. Las fuerzas telúricas que recorren sus montañas se conectan en puntos muy especiales a través de corrientes energéticas que unen a la Tierra con el cosmos. La zona de Ixtlán es un sitio privilegiado y quien haya estado ahí, estará de acuerdo con este "sentimiento".

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Mercados Juárez y 20 de Noviembre

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En el centro de la Ciudad de Oaxaca existen dos mercados que los separa una calle. El primero del zócalo hacia el Sur es el Benito Juárez. Aunque el predio fue designado desde la época colonial, la estructura que hoy vemos es de finales del siglo antepasado de estilo francés. 

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San Martín Tilcajete

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Por la carretera que va de la ciudad de Oaxaca hacia Ocotlán, se encuentra este pequeño poblado que tiene fama de ser cuna de artistas, pues aquí es una de las comunidades donde se hacen las tallas en madera de Copal y pintadas a mano llamadas "alebrijes".

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TEMPLO Y EXCONVENTO DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN

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class="dropcap" Entre todos los bellos y majestuosos edificios que tiene Oaxaca, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que el templo y el exconvento de Santo Domingo de Guzmán es "la joya más importante de esta corona". Catalogado por la UNESCO, "Patrimonio Cultural de la Humanidad", es sin lugar a dudas uno de los monumentos más importantes del legado del periodo colonial de nuestro país.

Santo Domingo ha podido reunir extraordinarias coincidencias. Que haya sido construido con manos sensibles y talentosas. Que el Ejercito Mexicano lo

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Zonas Arqueológicas ubicadas en los Valles Centrales

YAGUL en el corazón del Valle de Tlacolula


Escrito por Guillermo Marin el .

Lo que hoy es México fue la cuna de una de  las  seis   civilizaciones  más antiguas del planeta. En efecto, salvo  Egipto, Mesopotamia primero y China, la India, México y la zona Andina después, no existió ninguna otra cultura más antigua con origen autónomo (que no recibió préstamo de otras culturas en su formación).

 

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

El  Valle de Tlacolula es una  “casa antigua” del hombre en la tierra. Se supone que el hombre prehistórico habitó este valle en virtud de que existían condiciones más favorables, como fueron las cuevas que se encuentran cerca de Yagul y el extinto lago en el centro del valle.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Los investigadores suponen que estos primeros asentamientos humanos datan entre 16 y 11 mil años antes de Cristo. Actualmente se pueden ver desde la carretera, en la desviación a la zona arqueológica de Yagul, a mano derecha sobre unas peñas, unas pinturas rupestres testimonio de aquellos tiempos.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Este valle milenario forma parte del sistema de los llamados “ Valles Centrales”  del Estado. De esta manera con los valles de Oaxaca, Etla, Zimatlán y Miahuatlán, el Valle de Tlacolula está rodeado por los dos grandes sistemas montañosos del país, que se unen en el estado de Oaxaca, para formar el llamado “nudo mixteco”.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Es justamente aquí dónde Los Viejos Abuelos construyeron uno de los Centros de Conocimiento más extraordinarios de Oaxaca. Yagul no compite con la majestuosidad de Monte Alban y el “barroco anahuaca” de Mitla. Yagul tiene un sutil encanto que lo hace único en los Valles de Oaxaca.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Nos referimos a su posición geográfica en un costado del Valle de Tlacolula con el Cerro del Lagarto a su vista Sur. La energía que posee este lugar es extraordinaria. La Tierra aquí “rezuma y suena” y se siente la presencia de Tonatzín, nuestra madre querida.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Yagul es un sitio ancestral de poder por su relación energética con la Tierra. Existen vestigios de la ocupación de la zona desde la época prehistórica y propiamente la zona arqueológica se calcula su construcción aproximadamente en el año 500 de la era, poco antes del colapso del Cem Anáhuac y por supuesto de Monte Alban (850).

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Yagul cuenta con tumbas y algunas de ellas poseen pintura mural muy significativa para el estudio de los frescos anahuacas. Como toda la arquitectura anahuaca del periodo Clásico, no se diseño para ser panteón y las tumbas existentes son de periodos posteriores a su abandono.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

El Juego de Pelota es uno de los más grandes del Anáhuac y rivaliza en tamaño con el que se encuentra en el Cerro de Atzompa, perteneciente al “Conjunto Monte Alban” integrado por cuatro cerros. Una de las características de los Juegos de Pelota de Oaxaca es que no poseían aros de piedra en sus costados.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Como debe de entenderse desde un punto de vista descolonizado que lo que hoy llamamos “zonas arqueológicas”, especialmente las construidas en el Periodo Clásico, no fueron “ciudades, ni fortalezas y menos palacios”. La existencia de los llamados Juegos de Pelota se debían a un uso ahora no conocido, pero que no era “el deportivo o de esparciamiento”.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

En efecto, es verdaderamente criminal y malicioso, producto de la ignorancia y el desprecio por la Civilización Madre (Cem Anáhuac), reducir estos impresionantes lugares a una mezquina y colonizada visión a lugares profanos, quitándole toda la grandeza y potencialidad espiritual que caracterizó y sigue significando en su vida diaria a los pueblos originarios.  

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Porque desde 1521 el conquistador-colonizador, por todos los medios posibles ha tratado de minimizar y denigrar a la civilización invadida para justificar el holocausto que realizó y sigue realizando en el Anáhuac. No solo se les despojó de la calidad de seres humanos a los invadidos y se destruyó su cultura, sino que se les ha negado permanentemente la riqueza de su filosofía (Toltecáyotl) producto de siete milenios de sabiduría y desarrollo humano, único en el mundo.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Reducir estas magnas obras arquitectónicas a ser producidas por mentes pequeñas, para ser usadas como “palacios, ciudades, centros comerciales”, solo es producto de una mente colonizada que pretende “cientistamente”, minimizar los logros de carácter energético-espiritual que no quiere o no puede comprender.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Estos maravillosos lugares en Oaxaca como Monte Alban, Mitla, Yagul, Daynzu, San José del Mogote, Huijazo, Lambiteco, o en el Cem Anáhuac, como Teotihuacán, Palenque, Xochicalco, Chicen Itza, Tajín, etc., son los “vestigios materiales” del inconmensurable desarrollo espiritual que alcanzaron nuestros Viejos Abuelos y que conforma la parte más valiosa del Patrimonio Cultural heredado por ellos.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Esta es la “herencia cultural” más importante y los expertos la reconocen como “Toltecáyotl”. La sabiduría y experiencia en desarrollo humano más importante del mundo antiguo y que hoy, debido a la colonización y neo colonización, se le ha excluido y marginado del consciente de los pueblos que conforman la nación. La Toltecáyotl es tan valiosa e importante como el hinduismo, el budismo o el taoísmo.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

La civilización del Anáhuac es una sola, por más culturas diferentes en tiempo y espacio que han existido y siguen existiendo en México. La Toltecáyotl fue la creación y suma de la sabiduría de todos los pueblos y culturas del Anáhuac. El colonizador nos engaña haciéndonos suponer que los zapotecos son diferentes a los mayas, purépechas o mixtecos. Todos son variantes de una misma “matriz filosófica-cultural”.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

La arquitectura no miente. Si se observa con detenimiento, todas las “zonas arqueológicas” del Anáhuac, especialmente del periodo Clásico, comparten una armoniosa igualdad con su múltiples variantes y estilos propios de cada cultura. Un patio central y cuatro habitaciones, que por sus dimensiones no pueden ser de uso doméstico. Pirámides con muchas generalidades. Solo una mente colonizada no es capaz de percibirlo.  

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Las mismas “plantas arquitectónicas” de la zona oaxaqueña son muy parecidas a las de la zona maya y éstas con las demás. Existe un patrón arquitectónico obvio, luego entonces, existe una “matriz filosófica-espiritual”, un pensamiento que transformará a la materia en un proyecto espiritual. La sabiduría que nos impiden percibir y que nos condena a la ignorancia de nosotros mismos.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Saber la razón por la cual nuestros antepasados, de generación en generación y a lo largo de más de diez siglos se dedicaron a construir estos recintos donde los más elevados valores y principios de la vida y de la muerte guiaron a los arquitectos y constructores. Conocer el motivo de su construcción y su uso nos llevaría a retomar la riqueza humana descubierta y sistematizada a lo largo de siete milenios y aplicarla en la construcción de nuestro futuro.  

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

De esta manera, Yagul y las demás “zonas arqueológicas”, no serían solo para atraer el turismo y fortalecer la economía, sino que, –fundamentalmente-, nos servirían de guía y estímulo para alcanzar un mayor grado de desarrollo espiritual que tanta falta nos hace en estos míseros tiempos en el que el consumo y el dinero parecieran ser el logro existencial más importante de una vida hundida en la desolación y el hastío.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Los pueblos oaxaqueños son los herederos directos de este Patrimonio Cultural. Esta sabiduría ancestral se expresa en su vida cotidiana, en sus tradiciones, fiestas, usos, costumbres, alimentos, bebidas, arte popular y creación artística. Solo los ojos y los corazones colonizados no ven, no entienden los profundos vínculos de Yagul, Monte Alban y Mitla, por citar solo tres, con la riqueza humana espiritual de Oaxaca.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Hoy más que nunca, “Oaxaca es la reserva espiritual de México”. Se requiere de hacer un gran esfuerzo para descolonizador y erradicar de nuestras mentes, la idea de que Los Viejos Abuelos fueron: primitivos, salvajes, guerreros, caníbales e idólatras. Que nosotros (los mexicanos modernos), nada tenemos que ver con Los Viejos Abuelos y con su legado de sabiduría. Que todo terminó el 13 de agosto de 1521 con la caída de Tenochtitlán y que “lo pasado pasó”.  

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Por el contrario. El futuro de México es su pasado. En efecto, en el pasado se encuentra el gran potencial para construir el futuro y cambiar definitivamente nuestro presente. Cuando recuperemos nuestra “memoria histórica”, nuestro legitimo orgullo de ser hijos de los hijos de los Viejos Abuelos, ese día nuestro mestizaje se consolidará finalmente. Cuando el pueblo de México llegue a la totalidad de sí mismo, sin excusiones de los veneros de experiencia humana que nos han llegado de Europa, África y Asia.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Valorar nuestra cultura ancestral y nuestra tradición, no solo implica quedarnos en “la forma” de expresión de nuestra milenaria cultura (en el folklor), sino que debemos ir “al fondo”, nos referimos a la sabiduría y al potencial espiritual que los expertos llaman Toltecáyotl. Tan válido para los zapotecos o los mayas y tan vigente para los mexicanos de hoy. Amable lector, imagínese a la India sin Krishna y Gandhi o a China sin Confucio o Mao Tse Tung. Nosotros hemos quedado huérfanos temporalmente y debemos de recuperarnos culturalmente.  

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

Tal vez, visitar Yagul, podría ser un buen comienzo de este camino para llegar al “centro de nosotros mismos”, a nuestra primigenia esencia. Podría ser un re-encuentro con nuestros Viejos Abuelos y la activación del “Banco Genético de Información Cultural” que está vivo en cada uno de los llamados “mexicanos”.

Yagul en el corazón del valle de Tlacolula

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