El cerro de las Minas. Huajuapan
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Lo que hoy conforma el territorio del estado de Oaxaca, no solo fue cuna de una pléyade de culturas originarias del México antiguo, que se identifican con las culturas mixteca y zapoteca básicamente, sino que a lo largo de miles de años, fue el paso de los saberes y encuentros culturales entre olmecas y mayas, por una parte, y los pueblos del Altiplano Central representados básicamente por los nahuas y sus vecinos los purépechas, totonacos y huastecos, por solo citar solo tres.
En efecto, en el México antiguo existían muchas culturas originarias, muchas más de las 62 que han sobrevivido hasta nuestros días. Estas culturas, por miles de años, tuvieron un intenso intercambio cultural, pues además, todas ellas, tienen la misa matriz filosófica cultural, que es la Toltecáyotl. Es decir, una sola civilización (Anáhuac) con muchas culturas diferentes en tiempo y espacio, pero todas hijas de la misma raíz ancestral. Esto es lo que hace de México un país pluri étnico, pulri lingüístico y pluri cultural, pero unido totalmente por una ancestral estructura filosófica.
La Mixteca es una región muy importante de manera cultural, tan importante como la región maya o huasteca. No solo por la generación de una cultura que podríamos llamar “clásica” o representativa de nuestro pasado remoto. Sino porque en su basto territorio, que va desde la costa hasta la parte alta del macizo montañoso, y que hoy abarca parte de los estados de Oaxaca, Puebla y Guerrero, se encontraron muchas culturas diferentes, lo que indudablemente enriqueció a la llamada cultura mixteca.
En las orillas de la Ciudad de Oaxaca se encuentra una zona arqueológica conocida como “El Cerro de las Minas”. Perteneciente a la cultura mixteca, se supone que inició su primera fase constructiva en el año 400 a.C., lo que implica que su origen data del periodo conocido como Preclásico, en donde la llamada cultura olmeca, dejó en Oaxaca testimonios de su influencia en Monte Alban y en San José del Mogote.
El Cerro de las Minas fue contemporáneo de Monte Alban (500 aC. a 850 d.C.). Se supone que tiene una extensión aproximada de 50 hectáreas y cuanta con estructuras piramidales de ocho metros de altura y cuarenta de diámetro. La primera fase constructiva, según los arqueologos, va del año 400 a.C. al 250 d.C. La segunda, va del año 250 al 800 de la Era.
Existe un gran debate en el uso original que se les dio a lo que hoy cocemos como zonas arqueológicas. Como México es un país con un lastimoso origen colonial, su historia siempre ha estado en manos de los vencedores. Primero en los conquistadores y colonizadores españoles, que despreciaron y rechazaron conocer y valorar la cultura de los invadidlos.
Y trescientos años después, los criollos que construyeron “su país” de los cimientos del Virreinato de la Nueva España, dándole a la historia antigua, un toque más mítico, en especial con la cultura mexica o azteca, que de rigor histórico. Más tarde a mediados del siglo XX, las universidades norteamericanas y sus investigadores se han convertido la arqueología y la historia antigua de México en “su campo de estudio”.
Lo cierto es que con objetividad científica, se sabe muy poco de los periodos Preclásico y Clásico. Todo lo que se conoce hasta ahora se: “supone, se cree, se piensa”, pero no se han encontrado respuestas científicas a este remoto y desconocido pasado. Lo importante es que hoy, los oaxaqueños le den el valor y el respeto que estos lugares nos merecen. Y conocerlos y preservarlos es una obligación de aquellos que aman sus raíces milenarias.
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Cuando visite la Ciudad de Huajuapan de León, no deje de conocer esta maravilla cultural que nos han legado nuestros Viejos Abuelos y que forma parte de nuestro patrimonio cultural.
* Fotografías donadas por Gabriel Rojas Villanueva.