ATZOMPA LA NUEVA ZONA ARQUEOLÓGICA
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Los Valles de Oaxaca son la reserva espiritual del México, porque en lo más profundo de sus adentros tectónicos palpita el corazón florecido de nuestros Viejos Abuelos, aquellos que dedicaron sus vidas, generación tras generación, en buscar la trascendencia espiritual de la existencia.
En efecto, ese es el verdadero y más importante Patrimonio Cultural que nos han legado los creadores y desarrolladores de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta, y que, en los últimos cinco siglos, no ha tenido cabida en los proyectos colonizadores de los españoles y en el neo-colonizador de los gobiernos criollos de 1821 a la fecha.
Conocer la razón por la cual nuestros antepasados invirtieron la vida de muchas generaciones que, por voluntad y conciencia propia, trabajaron 1350 años construyendo en la materia el testimonio más grande de su exaltada vocación por trascender la realidad material y penetrar en los insondables misterios del Espíritu.
La Montaña Sagrada del Jaguar, Daany Beédxe en legua zapoteca y Monte Albán en español, representa la expresión más pura y decantada de esta voluntad de los pueblos oaxaqueños por trabajar el plano material solo como un medio para penetrar en el plano espiritual.
De otra manera no se puede explicar –respetuosamente-, el esfuerzo compartido de los pueblos y culturas oaxaqueñas por todos juntos y con tequio centenario, construir el “conjunto arquitectónico” que contempla cuatro cerros: Monte Albán, Monte Albán Chico, el Cerro del Gallo y el recientemente abierto al público, Cerro de Atzompa.
Aquioaxaca en esta ocasión subió a esta “nueva zona arqueológica” abierta al público por el INAH. En principio diremos que el camino a partir de una calle del pueblo de Atzompa hasta el estacionamiento está totalmente pavimentado y el estacionamiento es amplio y cómodo. El problema que encontramos es la falta de capacitación que tienen los vigilantes, que en vez de ser guardianes, se asumen como “guarias nazis en campo de concentración” y hacen incomoda la vista.
Quisimos conocer el Museo de sitio que está al inicio de la subida a la zona arqueológica, pero lleva más de tres semanas sin energía eléctrica, así que en otra vista haremos el reportaje correspondiente, dándole más y más tiempo, para que las autoridades respectivas puedan hacer que la CFE arregle el desperfecto.
Pero volviendo al Patrimonio Cultural Ancestral de los oaxaqueños, diremos que la falta de interés, conocimiento y voluntad política de los funcionarios oaxaqueños, tanto estatales como municipales, han hecho que este Patrimonio Cultural, ya no solo sea un percutor y activador del desarrollo turístico, sino lo más importante, se convierta en un activador del reforzamiento y acrecentamiento de la Identidad Cultural y la auto estima de los oaxaqueños.
En efecto, cuando “las zonas arqueológicas” dejen de servir solo como “atractivo turístico”, y la sabiduría humana que las diseño y construyó, pasen hacer el eje rector de los valores y principios que rijan la vida de los herederos culturales de los originarios constructores.
Porque es justamente ahí donde radica la riqueza de este potencial. Imagine usted, amable lector, lo que debió significar para “los antiguos oaxaqueños”, sin metales, sin picos y ni palas, sin animales de carga, aplanar estos cerros, acarrear de lejanos lugares y subir miles de millones de toneladas en piedra, tallarlas, ensamblaras para construir a lo largo de siglos y siglos estos maravillosos edificios en un sitio verdaderamente impresionante.
El plano arquitectónico de estos excepcionales sitios es exactamente el mismo, desde su inicio (500 a.C.) hasta su abandono (850 d.C), y solo se hicieron a lo largo de los siglos ampliaciones de los edificios. Es decir, no se construyó y luego se quitó y se construyó en otra parte. Lo que significa claramente que para lo que lo construyeron funcionó permanentemente durante 1350 años.
Eso nos dice que la función de uso, debió de haber sido de tal magnitud y trascendencia que no caducó o pasó de moda. La Ciudad de Oaxaca tiene menos de cinco siglos y ya no funciona para lo que fue planeada y diseñada. Las casas ahora son hoteles, restaurantes, tiendas, oficinas, bancos, etc., ya no funciona la ciudad según lo planeado, ahora es un centro turístico, comercial y de servicios gubernamentales.
Hasta apenas a mitad del Siglo pasado el Estado criollo le interesó el pasado ancestral del Anáhuac, al que con un lenguaje colonizador llaman pasado “prehispánico”. Durante el periodo Colonial fue arrasado literalmente todo vestigio de la civilización vencida al considerarla “demoniaca y perversa”.
Durante el Siglo XIX fue brutalmente saqueada por los extranjeros, quienes destruían y robaban con la indiferencia y a veces, complacencia de los criollos, que siempre se han caracterizado por su ignorancia y desprecia a la civilización que les ha dado asilo y todo cuanto tienen.
Podríamos suponer fácilmente que cientos de miles de piezas de nuestro Patrimonio Cultural Ancestral, forman parte de las colecciones particulares y de los museos de Europa y el mundo entero. Por desgracia, tal vez lo mejor de nuestro Patrimonio Cultural Tangible Ancestral está fuera del país, y que, si tenemos hoy en día piezas monumentales como el llamado Calendario Azteca o la Coatlicue, es porque no pudieron “cargar con ellas”.
La falta de una Política Cultural” -por el Estado criollo-, de revaloración y difusión, especialmente en el campo filosófico es la razón por la cual las “zonas arqueológicas” están totalmente DESCONECTADAS de la realidad y conciencia de los oaxaqueños en particular y de los “mexicanos” en general. Es como si los ciudadanos indios, chinos o griegos, estuvieran totalmente desconectados de su historia y cultura ancestral.
Por el contrario, en esos países sus gobiernos sustentan su desarrollo justamente en su milenario pasado, lo que les da fuerza y potencia para vivir el presente y diseñar su futuro. Qué sería del Partenón si los griegos y el mundo no conocieran a Platón, Sócrates, Pitágoras y Tales de Mileto, entre muchos otros. Sería solo un montón de piedras inconexas con la realidad.
Eso es lo que nos pasa a los mexicanos y en especial a los oaxaqueños, que muchos que viven en la ciudad de Oaxaca y pueblos de los Valles Centrales, y no conocen Monte Albán y mucho menos Atzompa. Pero, no es culpa de ellos, sino del Estado criollo que, desde el sistema educativo y los medios masivos, sigue llamando a lo “propio-nuestro”, a lo más ancestral y genuino, a nuestra esencia y raíz… PREHISPÁNICO.
Esta “lejanía” de lo propio-nuestro-ancestral nos deja indefensos, vulnerables, frágiles. Siempre sintiendo pena y vergüenza, convirtiéndonos en seres inseguros e incapaces. Siempre tratando de ser lo que jamás seremos. Siempre despreciando lo propio y exaltando lo ajeno.
Nosotros estamos seguros que, “El conocimiento profundo y respetuoso del pasado ancestral propio-nuestro, es justamente el camino para construir un luminoso futuro”. Donde se acabe para siempre “los vencedores y los vencidos”, el racismo, el clasismo y la falta de equidad y oportunidad para todos, independientemente de su color de piel y de su fenotipo.
Lo que hoy es México, es la cuna de una de las seis civilizaciones más antiguas del mundo. Los actuales “mexicanos” formamos una sociedad mestiza culturalmente, como todas las del mundo contemporáneo. Pero, no podemos seguir negando terca y fanáticamente la “otra parte” de nosotros mismos. No podremos construir un mundo mejor, sin la sabiduría de nuestros Viejos Abuelos
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