EXCONVENTO DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
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“Oaxaca es la reserva espiritual de México”, porque es la depositaria de la fuerza ancestral del Espíritu que viene desde el principio de los tiempos y ha quedado impregnada, no solo en sus monumentales edificaciones, sino fundamentalmente en el corazón del diario vivir de su gente.
El Patrimonio Cultural Tangible (PCT), es decir, el que se refiere a la obra del ser humano en la transformación del estado natural de la materia para ser usado en la construcción del “mundo y la vida” de cada cultura en el planeta.
En Oaxaca es plural y diverso dado que tenemos testimonios del desarrollo humano en el Valle de Díaz Ordaz, con semillas de teozintle en vías de convertirse en maíz por la sabiduría humana o de calabaza que datan del año ocho mil a.C.
Pasando por zonas arqueológicas de 1200 a.C. en San José del Mogote o Monte Albán del 500 a.C. hasta arquitectura colonial del siglo XVI como Santo Domingo de Guzmán, hasta el XVIII, o esplendidos edificios del siglo XIX como el Teatro Macedonio Alcalá o la Escuela de Derecho de la UBJO.
En esta ocasión AQUIOAXACA ha visitado el maravilloso y espléndido Exconvento de Santo Domingo de Guzmán, tomando un registro fotográfico, para que ustedes lo disfruten plena y detenidamente a través de la Internet.
Porque lo cierto es que podemos tener dos clases de “percepciones” de una obra monumental como esta: percibirla a través de “energía” y “sentirla” en todo el cuerpo y reverberando en el corazón. O percibirla con la menta a través de la razón.
En general, cuando uno va a Santo Domingo “siente en todo el cuerpo” la carga energética de ese portento y por eso, algunas veces, salimos “agotados” de un exconvento o de una zona arqueológica.
Pero cuando podemos “observar” a través de una fotografía, al usar solo la mente, podemos apreciar solo por medio del cerebro otra “perspectiva” de la creación humana.
Es decir, podemos evadir el efecto energético y solo concentrar nuestra atención en detalles que al estar presencialmente no puede “registrar” la mente porque está absorbida por la percepción energética.
Es decir, podemos evadir el efecto energético y solo concentrar nuestra atención en detalles que al estar presencialmente no puede “registrar” la mente porque está absorbida por la percepción energética.
Y aquí es donde la “magia” de la fotografía nos ayuda a realizar el milagro de la reconformación de la “realidad/vivida”. Especialmente en estos tiempos que la fotografía ha dejado de ser cara y está al alcance de cualquier bolsillo.
Es conveniente recordar que la acción evangélica de la Iglesia Católica estuvo a cargo de las órdenes misioneras. En la visión colonial/hispanista de la historia de México se toma como una acción “civilizatoria”.
Sin embargo, la realidad es que fue una acción injusta, violenta e inhumana, porque nuestros antepasados anahuacas nunca amenazaron o agredieron a los europeos. Estos, sin ningún derecho vinieron a esclavizar, robar y cambiar violentamente su cultura y religión.
Los europeos venían con una religión ajena a ellos que había nacido en el Medio Oriente y que apenas en el año 350 d.C. fue impuesta en Roma, como religión imperial. No así la religión de los anahuacas que tenía por lo menos tres mil años de antigüedad y era de carácter endógena.
De esta manera también hay que decir que la acción “misionara” en el Anáhuac, fue una acción con profundas motivaciones económicas y políticas al interior de la propia iglesia católica y del Virreinato.
En efecto, al interior de la evangelización las órdenes recibían territorios y pueblos originarios que podía “explotar” para procurar recursos para sus órdenes. Esto explica la “cantidad de templos y exconventos” que existían en las ciudades coloniales.
Casi una enfrente a la otra y con grandes inversiones en la construcción, los religiosos obligaban a los “naturales” a construirles estas inmensas iglesias y conventos que rivalizaban en su tamaño y riqueza unas con otras.
Quienes pagaron con su sudor, vida y recursos estas formidables construcciones fueron los pueblos esclavizados. Quienes pusieron la mano de obra y los materiales fueron los pueblos invadidos y colonizados.
Así, mientras las “ideas” eran europeas, la mano de obra fue de los pueblos y culturas originarias. La cantidad de religiosos y religiosas que vivieron en estas inmensas construcciones fue verdaderamente mínima.
Para el caso del exconvento que visitamos debemos decir que fue de la orden de los Dominicos, los llamados “perros del Señor” y por eso, además de la flor de Liz, un perro que en el hocico portaba una antorcha era uno de los emblemas distintivos de la orden.
Su construcción comenzó en el año de 1551 y las autoridades cedieron 24 lotes de la nueva ciudad española para su construcción que se llevó 57 años, dado que se inauguró sin terminar en 1608 en un estilo barroco.
Sin embargo, el Templo y exconcento de Santo Domingo de Guzmán en Oaxaca no tuvo una larga y tranquila vida. Tanto los movimientos telúricos de 1603 y 1604, como los conflictos militares impidieron una vida religiosa plena y longeva.
Otro de los conflictos en su accidentada construcción, además de su costo, fue el agua. En efecto, la ciudad de Oaxaca siempre ha sufrido de la carencia del vital líquido, que tuvo que ser traído de las estribaciones de la Sierra Norte.
Los vecinos y las autoridades de la ciudad vieron en la construcción que no terminaba en la fecha establecida, un gran problema dado que se requería gran cantidad de agua, por lo que los dominicos se comprometieron en la construcción del acueducto de San Felipe del Agua.
Fue hasta 1724 que se inició la construcción de la Capilla del Rosario. Es necesario recordar que fue Santo Domingo de Guzmán, quien instauró el rosario como parte de los ritos y prácticas católicas y que en dónde estuvo esta orden siempre construyeron capillas dedicadas a la Virgen del Rosario.
La más grande y famosa en México es la de la ciudad de Puebla, aunque la de Oaxaca posee su belleza intrínseca, acaso por su tamaño y la diestra mano de los artistas indígenas.
La llamada “Guerra de Independencia” hizo que el exconvento fuera usado por los españoles como fortaleza militar para resistir a las tropas de José María Morelos. A partir de 1812 y hasta 1993 que el Ejército mexicano desocupó totalmente el exconvento que albergaba un regimiento de caballería.
El exconvento fue restaurado y fue hasta 1998 cuando se transformó en una unidad cultural llamada “Centro Cultural Santo Domingo”, que cuanta con el Museo de las Culturas de Oaxaca, El Jardín Etnobotánico de Oaxaca, la Biblioteca “Fray Francisco de Burgoa” y la Hemeroteca Pública “Néstor Sánchez”.
Para visitar y disfrutar este maravilloso y espléndido lugar le recomendamos que por lo menos, le dedique medio día, aunque un día es apenas suficiente. Porque debemos de mencionar el Templo requiere, otro artículo y dese luego una vista especial.
Visite http://www.toltecayotl.org/