Los pescadores de Puerto Escondido
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A diferencia de la mayoría de los destinos turísticos, Puerto Escondido sigue manteniendo su propia vida. Esta vida tan provinciana y costeña que le imprime una dimensión humana por lo que siempre se respira un aire fresco y natural.
“Los pescadores del Puerto” salen todas las noches que el mar se los permite a buscar el sustento familiar. Viajan de dos a tres hombres por lancha, se llevan su anafre para que, en la madrugada puedan tomar café caliente, galletas y unas tortillas acompañadas de algún guiso preparado por sus mujeres. En el mar se comparte todo.
El pescador es un personaje. El mar, la aventura y la ganancia inmediata crea un estilo de vida y un carácter muy especial. En efecto, a diferencia del campesino que tarda meses en ver el fruto de su trabajo, o el albañil que lo ve cada sábado, el pescador en la mañanita, acabando de llegar a la playa ve el fruto de su trabajo.
Puede ser poco…solo para comer, o puede ser una noche de suerte y sale hasta para el trago con los amigos, o solo para irla pasando, pero sale. El mar es generalmente generoso, pero en ocasiones también es severo y hasta llega a cobrar muy caro su desafío.
Muy de mañanita los compradores esperan el arribo de las lanchas. Especialmente mujeres que requieren el pescado para sus negocios, para revenderlo o compradores que lo llevan lejos. La llegada de las lanchas es impresionante, dado que toman velocidad y se lanzan contra la arena, donde sus compañeros las reciben sobre troncos para rodarlas playa adentro.
Después de hacer la venta y acomodar los implementos y avíos de pesca, los hombres desayunan y se ponen durante la mañana a reparar sus redes. Como hábiles arañas y en medio de las pícaras pláticas los pescadores tejen y tejen.
El pescador por su trabajo y fundamentalmente por el mar, en general, son personas muy generosas, comunicativas y solidarias. Se ayudan mutuamente porque saben que dentro y fuera del mar, es la mejor forma de vivir y enfrentar los retos de la vida.
Otra de las características es que el pescador es un ser que vive “al día” en el mejor sentido de la palabra. Todos los días reta a la muerte, porque el mar es “cosa seria”. Vive intensamente todo lo que está frente a él. Gran conversador con los años crea su filosofía. Estoy convencido que un buen pescador es antes que nada un filósofo.
Puerto Escondido ofrece este maravilloso espectáculo en su playa principal. Siempre que el turista se para temprano podrá apreciar el espectáculo de la llegada de los pescadores, la venta del producto y el arreglo de las redes. Hombres intrépidos, curtidos con brisa marina que guardan los secretos del Mar.
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