TEMPLO DE LA SANGRE DE CRISTO
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En el espléndido paseo que constituye el recorrer la calle peatonal Macedonio Alcalá, que inicia en la calle de Independencia a un costado del edifico del antiguo Instituto de Ciencias y Artes del Estado, hoy Facultad de Derecho de la UABJO y que termina en el costado Oriente del exconvento del Carmen Alto, se encuentra un pequeño templo, que desde sus inicios a pesar de estar en el centro de la ciudad, no fue parte de un convento.
El Templo de la Sangre de Cristo vive en el corazón de las familias oaxaqueñas. Es muy común ver que en él se realicen muchas ceremonias familiares. Su distribución, su tamaño y su ubicación lo hacen ser un recinto muy solicitado en la ciudad.
Casi enfrente del templo, sobre la calle de Bravo, se encuentra el Jardín Labastida. Antiquísimo lugar de la primera traza. El jardín tiene un joya arquitectónica, una "caja de agua" del siglo XVIII, que en la década de los noventas estaba materialmente absorbido por un frondoso e inmenso árbol. Sin embargo, una tormenta lo desgajó y callo con todo y la construcción. Fue un destacado oaxaqueño, el Ing. Bustamante, quien personalmente se hizo cargo de la reconstrucción del monumento.
En el Jardín Labastida, actualmente se encuentra el llamado "Jardín del Arte" donde un grupo de artistas ha ganado un espacio popular para la difusión de la producción artística. La Ciudad de Oaxaca se ha convertido en un polo de promoción de las artes plásticas en el ámbito nacional e internacional. En sus calles podemos encontrar una gran cantidad de galerías públicas y privadas, con obra de pintores oaxaqueños, nacionales y extranjeros.
Se supone que en el lugar que hoy ocupa el templo, estaba el panteón a las afueras de la ciudad. Como se puede apreciar, la traza del siglo XVI fue muy pequeña, pues ahora el lugar se considera en el centro de la ciudad.
Sin embargo, el crecimiento de la ciudad hizo que a mediados del Siglo XVII el panteón estuviera ubicado en un sitio impropio, además de que resultó muy pequeño. Por lo que el presbítero Lorenzo de Olivera se da a la tarea de construir en el solar donde estaba el pequeño panteón, este austero templo que fue terminado en 1689. Pero debido a los temblores de 1781 y 1801, casi lo destruyeron completamente, para ser reconstruido a principios del siglo XIX.
Su portada es austera, con una bella puerta de arco de medio punto y capitel toscano. Encima de la puerta, aparece la ventana del coro resguardada por una reja de hierro forjado. Sobre la ventana encontramos un nicho de medio punto y dentro de él, esta una estatua del Arcángel Uriel. Finalmente, en la parte superior encontramos otro nicho, con una Cruz de Lorena. En la parte superior de la puerta Sur observamos la imagen de San Lorenzo. Las torres gemelas son pequeñas, igual que su atrio, que esta conectado con la calle peatonal.