MONTE ALBAN sensaciones y reflexiones 1/2
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La Montaña del Jaguar llamada en lengua zapoteca Daany Beédxe y conocida como la zona arqueológica de Monte Alban, representa uno de los testimonios más extraordinarios del desarrollo espiritual nuestros Viejos Abuelos.
Así entonces nos llamaron “indios” e iniciaron uno de los genocidios más espeluznantes de la historia de la humanidad. Desde 1492 hasta la fecha, a los pueblos originarios se les desprecia, explota, roba y sobre todo, se ha tratado de desaparecerlos.
Enclavado en lo más alto de una montaña. Los Viejos Abuelos trabajaron a lo largo de más de mil años este proyecto cultural que tiene como su vértice más elevado el logro de la conciencia espiritual.
Monte Alban no pudo ser una ciudad. Porque no existe ciudad alguna construida a 400 metros en un lugar en el que nunca ha existido una fuente permanente de agua. Todas las ciudades se asentaron al lado de una fuente de este vital líquido.
Tampoco pudo ser una fortaleza militar. Ya que en ese tiempo no existieron las guerras y los señoríos. Además, su arquitectura no tiene las características de una fortaleza militar.
Menos aún un “palacio” o zona habitacional. Basta ver las construcciones con elemental lógica, para darnos cuenta de que nunca se usó como casa-habitación. Las dimensiones de las habitaciones, el ancho de las “puertas”, las escalinatas, etc.
En efecto, los “expertos”, en general extranjeros, han estudiado la milenaria historia de la civilización del Anáhuac, a partir de sus individualidades. Muy pocas veces a partir de sus semejanzas. Nos han estudiado como un grupo de “islas”, como un archipiélago de culturas, y no como un continente con una misma matriz filosófica cultural.
Esta matriz filosófica cultural, hermana, no solo a Monte Alban con Teotihuacán, sino a estas dos con Machupichu o Tiwanaku. Porque es obvio, para un espíritu descolonizado, que la todas las culturas del continente comparten una sabiduría y cosmovisión común.
Desde 1492, los europeos jamás han podido y menos han querido, entender y conocer la civilización que invadieron y esclavizaron. En vez de descubrirse mutuamente, los europeos “subsumieron” a los pueblos originarios en su mundo conocido.
Sin embargo, a pesar de los pesares, esta milenaria civilización permanece firme y presente, y pareciera que apuntara a sobrevivir al naufragio de la modernidad. Las milenarias construcciones de Monte Alban, son amigas del tiempo. Silentes, estoicas e impenetrables esperan el momento de la revelación exaltante de su permanencia.
Monte Alban es más que un símbolo de la permanencia de esta civilización, que es una de las más antiguas y con origen autónomo de la humanidad. Monte Alban nos enseña que la milenaria civilización de nuestros Viejos Abuelos sigue viva y vibrante.
( * ) Continuará