LA GUELAGUETZA POPULAR 2008
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Se llevó acabo la Tercera Guelaguetza Popular del Magisterio Oaxaqueño en el Estadio del Tecnológico. Más de 35 mil personas vuelven a revivir la esencia de esta tradicional fiesta popular, que con el tiempo, por una parte, había caído en manos de pequeñas mafias político-culturales y que el Gobierno se había apoderado de "un bien común", dándole un objetivo publicitario y de exaltación a la figura del gobernante en turno.
El aspecto político y comercial había desplazado a los verdaderos actores de este máximo evento de la cultura oaxaqueña. Es decir, tanto a los que bailan como a los que aprecian el evento. Se ha perdido su esencia.
Y por la otra, se había despojado al pueblo de su fiesta y había quedado para favorecer a los dueños de los hoteles y restaurantes, quienes hacían su agosto con el turismo, usufructuando la fiesta popular para su beneficio particular.
Nuevamente el pueblo fue a "un espacio propio", sin un exceso de fuerza policiaca, sin pagar una entrada, sin lugares preferentes para influyentes del gobierno o de la iniciativa privada, sin empresas trasnacionales dueñas de los espacios comerciales, sin precisos exorbitantes para turistas.
La Fiesta de Oaxaca volvió a ser del pueblo y para el pueblo, quien la creó y quien en verdad debe ser el propietario de su patrimonio cultural.
El ambiente de comercialización y elitista que se vive en la Guelaguetza oficial, se transformó en una actitud de solidaridad y fraternidad en el Estadio del Tecnológico, tanto entre los asistentes, como entre los organizadores.
Familias, niños, jóvenes y turistas, nacionales y extranjeros estaban revueltos y contentos en la fiesta popular.
Por eso, independientemente de los tristes sucesos del año 2006 y 2007, y tomando en cuenta que "en todo mal nace un bien", creemos que esta iniciativa puede ser un buen intento para que la Guelaguetza vuelva a ser una expresión verdaderamente popular, en la que no existan los "compromisos políticos", las preferencias, los castigos o pagos de favores, y en el que al interior de las comunidades también se popularice la creación y selección de las "delegaciones".
Creemos que es tan importante esta fiesta para el pueblo de Oaxaca, que se debe encontrar un punto medio. Un equilibrio sabio, en el que todos ganen y nadie quede excluido. Una Guelaguetza de todos y para todos.
Una Guelaguetza que guarde el espíritu con el que fue creada en la tercera década del siglo pasado. Un evento eminentemente popular y no comercial. Un lugar de encuentro y no de comercio, un lugar de donde todos sean iguales y no existan exclusiones y divisiones.
Una Guelaguetza en que el Gobierno, la Iniciativa privada y "los caciques y principales" no estén presentes. Una Guelaguetza CIUDADANA. Sin intereses políticos en el que todos tengan un espacio y un lugar, pero sin hacer uso de su poder político o económico.
Porque se debe decir, que la Guelaguetza Popular, sigue teniendo un contenido político, tanto en los comentarios que se hacen durante el evento a través del sonido ambiental, como el hecho en sí mismo que es contestatario, frente a la Guelaguetza oficial.
Esperamos que con el tiempo las "dos Guelaguetzas", se fundan en una tercera expresión que, no sea oficial, pero tampoco política. Acaso la creación de una asociación civil, como la que durante muchos años y con eficacia, ha organizado la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Oaxaca lo reclama y los oaxaqueños se lo merecen. La Guelaguetza debe dejar de ser solo usufructo de unos cuantos; sean estos políticos, funcionarios, empresarios, empresas trasnacionales, caciques culturales, gente encumbrada en la sociedad o simples oportunistas y vividores.
La Guelaguetza debe modificar sus ya "mañosos" métodos. Desde los burócratas que tradicionalmente organizan el "espectáculo", como al interior de las mismas regiones, en donde los caciques políticos deciden quién viene a la fiesta y quién se queda. O los execrados "expertos" que deciden qué baile se presenta y cual no.
La Guelaguetza debe volver a ser una fiesta del pueblo oaxaqueño, no un espectáculo para traer a turistas y hacer "negocios". Porque por desgracia en eso ha terminado la Guelaguetza.
La Guelaguetza, poco a poco, se había venido expropiado a través del tiempo de sus verdaderos y originales dueños. La Guelaguetza es un evento en el que las ocho regiones, con toda su diversidad cultural, lingüística y étnica, se encuentran y se hermanan con "Flor y Canto".
La Guelaguetza era el encuentro y fusión de la diversidad cultural. Era en sus mejores días, un acto político en el mejor sentido del concepto, en el que los 570 municipios representados en sus regiones, rendían lealtad política y manifestaban su respeto a la autoridad gubernamental.
"Oaxaca es la reserva espiritual de México", sus raíces vivas están en la civilización del Anáhuac, en donde el principio de autoridad es muy elevado. Los pueblos y culturas de Oaxaca tienen un culto ancestral a la autoridad, y en tal sentido, la Guelaguetza cumple una función muy importante...que también se ha venido perdiendo.
Oaxaca necesitaba en el pasado, por las grandes dificultades en las comunicaciones ese fraternal encuentro. Pero ahora, también lo sigue necesitando, porque la diversidad cultural ahora esta salpicada también de una diversidad política.
Por esto y por otras razones más profundas y complejas, Oaxaca necesita a la Guelaguetza, como una expresión de cohesión política, social y cultural, tanto entre las propias regiones como cada una con la autoridad central.
La Guelaguetza es un "Elemento Cultural" que tiene sus más lejanos antecedentes en una milenaria ceremonia de los pueblos del Anáhuac, en la que cada año subían a un cerro tutelar, para "celebrar y convivir con Flor y Canto" a la advocación de "Aquel por quien se vive", representada en un "cerro protector".
Después de la invasión y en tiempos de la Colonia, los indígenas a través de su cultura de resistencia, crearon un sincretismo cultural que dio pie a una "celebración cristiana" que, justo caía en las fechas en las que se celebra La Virgen del Carmen. De ahí surgió la fiesta popular de "La Rotonda de las Azucenas".
Y para 1932, un año después de los terribles temblores que dejaron a la Ciudad de Oaxaca en ruinas, se celebró por primera vez "El Homenaje Racial", que más tarde se convirtió en La Guelaguetza, como hoy la conocemos.
La Fiesta de la Guelaguetza, ha sido uno de los eventos de "Cultura Popular" más importantes del país por muchos años. Su fama es ya de carácter internacional. Y es justamente, porque es una fiesta del pueblo y para el pueblo. Los turistas nacionales y extranjeros que vienen en busca de una fiesta popular, no aceptan que les den "gato por liebre".
La Guelaguetza debe ser un evento estrictamente popular. Los intereses desmedidos en el campo comercial y político, pueden "matar a la gallina de los huevos de oro". Esta fiesta no puede seguir siendo explotada y exprimida sin medida, porque tanto el pueblo como los turistas se alejaran de ella.
Según "La Teoría del Control Cultural" del Dr. Guillermo Bonfil Batalla, ha este hecho lo llama, "la cultura enajenada", porque, aunque los elementos culturales de la Guelaguetza son propios (las delegaciones), la toma de decisiones sobre la organización de la fiesta son ajenas (Secretarias de Turismo, Cultura y Gobierno).
La fiesta es del pueblo y la Guelaguetza no puede ser un campo de lucha política y mucho menos, un negocio para un puñado de comerciantes y prestadores de servicios turísticos.
A las afueras del Estadio del Tecnológico se organizó la vendimia, como en los tiempos pasados. La propia gente de Oaxaca se fue a vender a su gente, lo que ella hace, sea comida, nieve, paletas, ropa típica, hasta arte.
Un evento cultural de alto nivel en el que participa las manifestaciones, artísticas, culturales y espirituales de los pueblos indígenas y mestizos del estado de Oaxaca. Un día en el que se funden todas las regiones, todas las culturas y todos los corazones en un ritual ancestral de "Flor y canto", presencia indudable de los Viejos Abuelos en la actualidad.