RUFINO TAMAYO
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Nació en Oaxaca, Oax., el 26 de agosto de 1899
falleció el 25 de junio de 1991 en la Cd. De México.
Rufino Arellanes Tamayo es el pintor oaxaqueño más grande del siglo XX.
Nació en 1899 en la Ciudad de Oaxaca y aunque en la infancia se fue a vivir a la Ciudad de México en 1911 con su tía Amalia, pues murió su madre Florentina y en 1917 se inscribió en la Academia de San Carlos. Como buen oaxaqueño nunca perdió sus raíces. Compartió sus estudios con la atención de un negocio de frutas en el mercado de la Merced.
Dos años más tarde se dedicó a pintar e investigar por su cuenta. En 1921 fue designado jefe del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología. En 1925 alquiló su primer estudio en la calle de La Soledad, donde pintó Dos mujeres en la ventana, Paisaje con rocas, Reloj y teléfono, El fonógrafo, Dos niñas mexicanas y Pareja con maguey, y diseño una ex libris para Jaime Torres Bodet.
En 1926 presentó su primera exposición de pinturas. Ese mismo año se trasladó a Nueva York, donde expuso sus obras en el Art Center. Regresó en 1929 y fue profesor en la Escuela de Bellas Artes. En 1932 estuvo al frente del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública.
En 1933 realizó un mural en la Escuela Nacional de Música. En los años siguientes expuso en San Francisco, México, Nueva York, Chicago y Cincinnati, y vivió indistintamente en estas ciudades. Pintó en la Brooklyn Museum Art School y pintó el mural de la Hillyer Art Library de Northampton, Massachusetts. La vida y la obra de Tamayo no se puede entender sin la presencia de su amada esposa Olga. Pareja dispareja, Olga era de carácter fuerte y era guardiana del mundo material de "Los Tamayos". Mientras que el maestro Rufino era un hombre parco y un poco tímido que estaba dedicado a la creación, a quien no le gustaba el oropel ni los reflectores.
Su hablar era suave y siempre mantenía una mirada profunda y una leve sonrisa en la boca. Olga Tamayo se encargaba de mantener una "burbuja" de protección del grotesco mundo del dinero, las relaciones públicas y el trato con los funcionarios y mercaderes del arte. Alguna vez escuché decir a Olga que ella había truncado su carrera de pianista para apoyar la carrera del maestro Rufino, quien en aquella ocasión lo confirmó a los presentes. Los Tamayo no tuvieron hijos y vivieron en Nueva York, París y en la Ciudad de México donde murió el 24 de junio de 1991.
Gente sensible que supo dejar huella entre las personas que estaban en su círculo de afecto, pero al mismo tiempo, muy claros cuando defendían sus posiciones.
Recuerdo una ocasión en la que nos encontrábamos juntos en una Reunión Nacional del INBA que presidía el Gobernador Pedro Vázquez Colmenares y el director del Instituto Juan José Bremer. Sentado en la mesa de honor se le pidió que diera unas palabras; Tamayo tomó el micrófono, con esa sencillez que le caracterizaba y dijo, "cuando yo era joven siempre quise hablar y no me dejaron; y ahora que ya estoy viejo y me piden que hable... ya nada tengo que decir".
Sin embargo, el "discurso plástico" que nos ha heredado Tamayo es patrimonio de nuestra cultura. Su amplia obra ha destacado por un extraordinario manejo del color y por la vibración de la luz. Los temas recurrentes en su trabajo plástico son la preocupación cósmica y el destino humano y siempre nos remiten a los primeros años de su infancia en Oaxaca.
Su obra marca un sello muy particular y ha influido notablemente en muchos artistas a través de la creación de un trabajo que combina con excesiva creatividad profundas raíces étnicas de México con las tendencias más modernas de la plástica, donde siempre se siente esa profunda raíz indígena y oaxaqueña. Su legado artístico abarca murales, pintura de caballete, vitrales y obra gráfica. El maestro Tamayo fue contemporáneo de los "titanes del muralismo" mexicano y desde su caballete siempre trató de separar la ideología del arte.
En Oaxaca apoyó la creación del Taller de Artes Plásticas que lleva su nombre y que inició el maestro Roberto Donís con jóvenes indígenas y campesinos a quienes trató en muchas ocasiones cuando visitaba el taller. Sus consejos y su influencia marcaron a esa generación de pintores oaxaqueños. También fundaron la Casa Hogar Los Tamayo para las personas de la tercera edad. Los Tamayo también donaron su colección particular de piezas de los Viejos Abuelos. Muchos años de selección y rescate de piezas que hubieran parado en colecciones en el extranjero, Rufino y Olga las fueron adquiriendo poco a poco, para llegar a formar una bellísima colección de arte indígena antiguo. La museografía del Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo [1974] estuvo a cargo del gran museógrafo mexicano Fernando Gamboa, quien nos ha legado, junto con el esfuerzo y el gusto estético de Tamayo, uno de los museos más exquisitos de arte del Anáhuac.
En 1926 realiza su primera exposición individual en la ciudad de México, posteriormente reside entre México y Estados Unidos hasta que en 1950 se traslada a Europa, al tiempo que se instalaba la Sala Tamayo en la Bienal de Venecia. Realizó durante su vida 172 exposiciones en varios países de cuatro continentes: en 1987 se mostraron 700 obras en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México; las exposiciones de su en 1952 el Tercer Premio en la Exhibición Internacional Carnegie, en Pittsburgh, Estados Unidos; en 1953, junto con el francés Manessier, el gran precio de pintura de la Bienal de Sao Paolo, Brasil. Ingresó en El Colegio Nacional el 12 de mayo de 1991. Doctor Honoris Causa por las universidades de Manila, en 1974; la Nacional Autónoma de México, en 1979; y la de San Francisco, Cal. EUA.
En 1955 el Segundo Premio en la Exhibición Internacional Carnegie; en 1960 obtuvo el premio de la Fundación Guggenheim, en Estados Unidos, y el Premio Internacional de la Bienal de México; en 1961 fue elegido miembro del Instituto y Academia de Artes y Letras de Estados Unidos; en 1964 recibió el Premio Nacional de Arte en México; en 1968 el Palacio de Bellas Artes en México le organizó una exposición homenaje por sus 50 años de pintor; en 1969 obtuvo el premio "Irico Reggino" de Regio Calabria, Italia, y el premio Calouste Gulbekian de Francia; en 1970 recibió la condecoración de Oficial de la Legión de Honor en Francia; en 1971 fue condecorado como Comendador de la República Italiana; en 1985 fue designado miembro de la Royal Academy de Londres y premiado en la Trienal Internacional de Obra Gráfica en Grenchen, Suiza; en 1986 la Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del Caribe, en Puerto Rico, le rindió homenaje con una sala especial celebrando los cuarenta años de su obra gráfica; en 1987 el gobierno mexicano le hizo un homenaje por sus setenta años de labor artística, iniciándose con una gran muestra de litografías en la Casa-Museo Diego Rivera, en Guanajuato, dentro del XV Festival Internacional Cervantino.
En 1981 se inauguró en la Ciudad de México el Museo Internacional que lleva su nombre. En los años treintas realizó grabados en madera y posteriormente litografías. Ediciones importantes en su obra gráfica son: 26 litografías para la Fundación Ford en el Tamarind Workshop de los Angeles, California, en 1964; 20 litografías en el Atelier Desjaubert de París, en 1969; 15 litografías para la Editorial Polígrafa de Barcelona y 5 para la Editorial Giorgio Alessandrina de Roma. En años más recientes realizó mixografías en el Taller de Gráfica Mexicana. Rufino Tamayo ha sido el pintor oaxaqueño más reconocido en el siglo XX. Su producción estará presente en las grandes exposiciones y los museos de arte en la segunda mitad del siglo. Hombre generoso, que siempre mantuvo en su obra y en su filantropía a Oaxaca en el vértice superior de sus afectos
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