JOSÉ VASCONCELOS


Escrito por Guillermo Marin el .

Nació en la Ciudad de Oaxaca el 27 de febrero de 1882 y falleció en la Ciudad de México, el 30 de junio de 1959. Uno de los hombres más ilustres que en el siglo XX influyó sobre el rostro que el México post revolucionario definirá, hasta la irrupción del neoliberalismo económico en la década de los años ochentas. Con una gran sensibilidad y con una asombrosa inteligencia pudo penetrar campos del conocimiento humano, en los que dejó testimonio luminoso de su presencia.

Nació en la Ciudad de Oaxaca porque su padre trabajaba como telegrafista y estaba asignado temporalmente en esta plaza, pero vivó por el trabajo de su padre en varias partes del país como: Sásabe, Son., Piedras Negras, Coah., Campeche y la Ciudad de México.  En su obra “El Ulises Criollo” Vasconcelos nos habla de sus primeros recuerdos en Eagle Pase y Piedras Negras y se entiende el sentimiento de rechazo a los Estados Unidos.

José Vasconcelos fue un hombre que vivió en el centro del huracán. Por su gran capacidad y su desbordante inteligencia, por su avasallante y cautivadora personalidad. Por su elevado sentido crítico y analítico cosechó siempre admiración y rechazo. Pocos hombres en el siglo XX influyeron tan definitivamente en la conformación de las bases de lo que será México durante el Siglo XX. Pensador, político, historiador, escritor, dramaturgo, educador y fundamentalmente filósofo, dejará honda huella en generaciones enteras y en las instituciones que creó y dirigió.

El Propio José Vasconcelos escribe en el prólogo de “El Desastre”:

“ Estas memorias escritas, si no me equivoco, en el tono mayor del proceso ascendente que es toda vida que no se malogra, con el presente libro alcanzan su tercer volumen. Más diestro que nosotros, el destino que nos rige, nos deja caer, luego nos levanta, pero no se acomoda a situaciones perversas, ni se serena, porque su meta está más allá, en lo incorruptible y eterno.” 

La vida de este ilustre oaxaqueño siempre estuvo en los extremos de la luz o la sombra. Siempre admirado y reconocido por sus amigos y seguidores, siempre odiado y rechazado por sus enemigos y detractores. Vasconcelos fue, no sólo un hombre de acción, fue un pensador y un ideólogo. Más allá de haber participado en la Revolución Mexicana, porque fue invitado en 1908 por Francisco I. Madero a sumarse a la causa, se afirma que el lema “Sufragio efectivo, no reelección” fue uno de sus aportes ideológicos. En la última parte de la revolución se sumó al Villismo. En efecto, Vasconcelos fue un activo revolucionario fungiendo como Secretario  del Centro Antireeleccionista de México y con Félix F. Palavicini fue codirector del periódico El Antireeleccionista. Vasconcelos fue un hombre de pensamiento y acción.

Desde su juventud, como estudiante se distinguió por pertenecer a un puñado de inteligencias que dejarían honda huella en la historia y cultura de México. Con Justo Sierra que empieza a poner en entredicho el pensamiento positivista impuesto por Gabino Barreda, este grupo inicia el principio del fin al Pensamiento Positivista en México y fundan la revista “Savia Moderna” en 1906 con Alfonso Cravioto (1883-1955) y Luis Castillo Ledón (1879-1944) en la que rompen con la concepción “cientista del mundo y la vida” y exploran los espacios del Espíritu y el alma. En esta revista escribirán jóvenes que más adelante formarán el “Ateneo de la Juventud” como: los poetas Rafael López (1873-1943), Manuel de la Parra (1878-1930), Eduardo Colín (1880-1945) y Roberto Argüelles Bringas (1875-1915); a los prosistas Ricardo Gómez Robelo (1883-1924) y Jesús T. Acevedo (1882-1918); a los filósofos Antonio Caso y José Vasconcelos, y a los ensayistas Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña.

“El Ateneo de la Juventud” nació bajo la sombra del maestro Antonio Caso que en 1909 empezó a dar clases de filosofía. José Vasconcelos se había unido al Ateneo desde que el grupo se reunía en el salón del “Generalito” en la Escuela Nacional Preparatoria; pero también fue el primero en dejarlo para tomar parte activa en la Revolución. Vasconcelos y Caso son los filósofos del grupo; Henríquez Ureña y Reyes, los representantes del humanismo.

Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), fue quien organizó al grupo de jóvenes que se reunía en la Preparatoria en “Ateneo de la Juventud”; la influencia de sus enseñanzas permitió un enorme desarrollo de nuestra cultura, como puede verse a través de las obras de muchos de los miembros más destacados del grupo: José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Enrique González Martínez, Ricardo Gómez Robelo, Jesús T. Acevedo y Julio Torri.

Al término del período revolucionario es nombrado Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) del 9 de junio de 1920 al 12 de octubre de 1921. Es el creador del escudo y el lema de la universidad que dice: “POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”, que implica la derrota del positivismo y el renacimiento del humanismo en el campo de la educación en México. En su discurso de toma de protesta afirmó: "Yo no vengo a trabajar por la universidad, sino a pedir a la universidad que trabaje para el pueblo". Posteriormente es nombrado por el Presidente Álvaro Obregón el primer Secretario de lo que fue primero, La Secretaría de Instrucción Pública y posteriormente la SEP.

Vasconcelos como el gran educador humanista concebirá el binomio “educación-cultura”, que se encuentra consagrado en el Artículo Tercero Constitucional y por ello creará la Dirección General de Educación Artística, que junto con las direcciones de Educación Indígena e Instrucción, constituían las tres bases de la incipiente Secretaría. Desde este puesto impuso la educación popular, trajo a México educadores y artistas destacados, creó numerosas bibliotecas populares y los departamentos de Bellas Artes, Escolar y de Bibliotecas y Archivos; reorganizó la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación masiva de autores clásicos, fundó la revista “El Maestro”, promovió la escuela y las misiones culturales, propició la celebración de la primera Exposición del Libro y patrocinó el naciente movimiento muralista. 

En efecto, gracias a la sensibilidad y visión de José Vasconcelos, el movimiento muralista mexicano tomó la fuerza necesaria para dejar las mejores obras monumentales en los muros de los edificios públicos más importantes, comenzando con el Palacio Nacional y la Secretaría de Educación Pública. Diego Rivera, David Alfaros Siqueiros y Orozco, fueron entro otros muralistas, invitados a plasmar en los murales con su sensibilidad y creatividad artística, la historia patria para fortalecer la Identidad Nacional, y la cultura para fortalecer la Identidad Cultural de los mexicanos. El impulso al arte y la cultura de Vasconcelos trascendió las fronteras de nuestro país.

Posteriormente José Vasconcelos, con más experiencia y madurez, incursiona en la política mexicana con desastrosos resultados. Primero pretende ser gobernador del estado de Oaxaca y después Presidente de México. Es un hombre preparado, elocuente orador, pero un mal político. La corrupción y el fraude electoral logran derrotar una excelente campaña por todo el país. En sus memorias escribe:

“Años después me animé a participar en la lucha electoral para alcanzar la presidencia de la República, pues estaba seguro de poder servir mejor a México; lamentablemente la máquina del fraude electoral me atropelló. Decepcionado, me marché al extranjero y "me refugié en la literatura y en la filosofía; escribí numerosas obras donde expuse mi pensamiento histórico y mi filosofía sobre la raza cósmica que constituimos los mexicanos".

José Vasconcelos se auto destierra de México y se va a Europa. En su maleta se ha filtrado el resentimiento y la amargura que irán haciendo mella el resto de su vida. Cuando regresó en 1940 para ser Director de la Biblioteca Nacional era otro hombre. Su estancia en Europa salpicó su ideología del pensamiento fascista y llegó a México con esta ideología por lo que tuvo problemas, no era un anciano, pues tenía 58 años, pero México y el mundo habían cambiado vertiginosamente.

Podríamos hablar de tres etapas de su intensa vida. Su juventud como la parte revolucionaria e idealista. Su madurez como educador y prolífico escritor. Y su vejez, como ácido crítico y filósofo.

La vida de este ilustre oaxaqueño fue siempre intensa y llena de fascinantes experiencias y muchas anécdotas. Las mujeres siempre admiraron su inteligencia y su capacidad. Entre sus dos matrimonios y sus múltiples admiradoras, podríamos mencionar a María Antonieta Rivas Mercado quien despechada se suicidó con el arma personal de Vasconcelos en la Catedral de Nuestra Señora de París. Para concluir dejaremos que el propio Vasconcelos se describa a sí mismo:

“Algunos dicen que, además de ser escritor, político y educador, me distinguí por ser un soñador; creo que tienen razón. Júzguenlo ustedes, después de conocer algo de mi historia.”

OBRA PUBLICADA DE JOSÉ VASCONCELOS:

Autor de ensayos, historia y filosofía:
Teoría dinámica del derecho (tesis profesional, 1907)
La intelectualidad mexicana (1916)
Pitágoras, una teoría del ritmo (1916)
El movimiento intelectual contemporáneo de México (1916)
El monismo estético (1918)
Divagaciones literarias (1919)
Artículos (libros que leo sentado y libros que leo de pie) (1920)
Estudios indostánicos (1920)
La caída de Carranza. De la dictadura a la libertad (1920)
Orientaciones del pensamiento en México (1922)
Ideario de acción (mensajes, cartas, discursos, ensayos) (1924)
La revulsión de la energía. Los ciclos de la fuerza, el cambio y la existencia (1924)
Teoría de los cinco estados (1924)
Los últimos cincuenta años (1924)
La raza cósmica (1925)
Indología, una interpretación de la cultura iberoamericana (1926)
Aspects of mexican civilization (1927)
En la línea fronteriza (1929)
La nueva generación (1929)
Quetzalcóaltl (1929)
Tratado de metafísica (1929)
Pesimismo alegre (1931)
Ética (1932)
La cultura en Hispanoamérica (1934)
Bolivarismo y monroísmo (1934)
De Robinson a Odiseo, pedagogía estructurativa (1935)
Estética (1935)
¿Qué es el comunismo? (1937)
Breve historia de México (1937)
Manual de filosofía (1940)
Realismo científico (1942)
Apuntes para la historia de México, desde la conquista hasta la revolución (1943)
Lógica orgánica (1945)
Homenaje a Gabriela Mistral (1946)
Discursos (1950)
Todología. Filosofía de la coordinación (1952)
Temas contemporáneos (1955)
En el ocaso de mi vida (1957)
Pesimismo heróico (1964)
Teatro: Prometeo vencedor (1916)
La mancornadora (1946)
Los robachicos (1946)
Cuentos y relatos: La sonata mágica (1933)
Páginas escogidas (1940)
La cita (1945)
El viento de Bagdad (1945)
La flama (1959)
Los de arriba en la revolución, historia y tragedia (1959)
Biografías: Simón Bolívar (1939)
Hernán Cortés, creador de la nacionalidad (1941)
Don Evaristo Madero, biografía de un patricio (1952)
Memorias noveladas: Ulises criollo (1935)
La tormenta (1936)
El desastre (1938)
El proconsulado (1939)

 

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