Valles Centrales Mas Leidos

SAN SEBASTIÁN TLACOLULA

SAN SEBASTIÁN TLACOLULA

Sí, Teotitlán es el corazón espiritual de valle, Tlacolula lo es en el aspecto comercial. En efecto, su mercado los días domingo, es el más importante del valle. Ahí concurren todos los vendedores y compradores, no sólo del Valle de Tlacolula, sino de todos los valles y de los estados vecinos. Es uno de los mercados con mayor fuerza y tradición. Aquí todavía se usa el "feriado" (trueque) entre los vendedores.

 

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LA GUELAGUETZA 2004

LA GUELAGUETZA 2004

Entre la Pléyade de fiestas que tienen las ocho regiones de Oaxaca, la Guelaguetza ocupa el lugar más importante. Punto de encuentro de las apartadas regiones separadas por inmensas cadenas montañosas, profundas cañadas, selvas vírgenes, bosques cerrados, costas abiertas y también páramos desérticos.

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SANTA MARÍA EL TULE

SANTA MARÍA EL TULE

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Entre todos los atractivos de Oaxaca, indiscutiblemente que el maravilloso árbol del Tule es uno de los preferidos de propios y extraños. Existe un vínculo no racional, entre este increíble "ser vivo" y aquellas personas que tienen desarrollada su sensibilidad. Admirar a un ser vivo tan longevo, frente a nuestra pequeñez física y nuestra fugaz temporalidad, hace que se estremezca el corazón.

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MAYORDOMÍA DE SANTIAGUITO APÓSTOL DEL BARRIO ALTO CUILAPAN DE GUERRERO

MAYORDOMÍA DE SANTIAGUITO APÓSTOL DEL BARRIO ALTO CUILAPAN DE GUERRERO

MAYORDOMÍA DE SANTIAGUITO APÓSTOL DEL BARRIO ALTO CUILAPAN DE GUERRERO

Oaxaca es un maravilloso mosaico de colores en donde se junta la energía de la Tierra con la energía del Espíritu Humano y da como resultado este caleidoscopio de tradiciones, fiestas, usos y costumbres que a propios y extraños nos inunda de la alegría más esencial de vivir la vida.

 Con “Flor y Canto” los Viejos Abuelos desde hace miles de años nos enseñaron a compartir entre nosotros. Nos enseñaron que “al dar se recibe” y que lo más importante que un ser humano puede hacer en su vida, es “servir a su comunidad”. De modo que “SER MAYORDOMO DE UNA FIESTA PATRONAL” es mucho más importante y valioso que “TENER DINERO O BIENES MATERIALES”. "Aquioaxaca" fue invitada por Don Pedro Ruiz, portador de la tradición de LA DANZA DE LA PLUMA a la Mayordomía de Santiaguito Apóstol, Barrio Alto de Cuilpan de Guerrero, en los Valles de Oaxaca.  

 

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Sala Oaxaca Museo Nacional de Antropología e Historia

Sala Oaxaca Museo Nacional de Antropología e Historia

aquioaxaca ha decidido incluir en la sección de Museos, algunas piezas de las culturas oaxaqueñas que se encuentran en el Museo Nacional de Antropología e Historia, en la Sala Oaxaca, como un homenaje a la sensibilidad y creatividad de los pueblos ancestrales de lo que hoy forma el estado de Oaxaca, y que un día estas maravillosas piezas de arte salieron de lo profundo de sus entrañas.

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LA CALENDA OAXAQUEÑA


Escrito por Guillermo el .

 

En los más de siete milenios en que se desarrolló la civilización “propia-nuestra”  del Anáhuac, las fiestas fueron el instrumento social que permitía el potenciar y expandir la energía espiritual que generan los grupos humanos en este tipo de actividades.

Por lo menos en los tres mil años antes de la conquista y colonización, los pueblos de lo que ahora conforma el territorio mexicano, mantenían un abigarrado, complejo y saturado calendario de fiestas. Pues tenían 18 meses de 20 días y generalmente tenían más de cuatro fiestas al mes. Unas más grandes y pródigas, otras más pequeñas y austeras. Pero todas fiestas.

“Oaxaca, como la reserva espiritual de México”, es la depositaria de esta maravillosa tradición de cohesionar y sensibilizar a sus pueblos a través de la realización de un calendario, que hoy se nos antoja muy saturado de fiestas, pero que indiscutiblemente para la Cultura Madre resulta muy escuálido en comparación al tiempo antes de la invasión y colonización en la que los Viejos Abuelos tuvieron que adaptarse al nuevo orden.

Todas las fiestas patronales en los Valles de Oaxaca, se inician con “La Calenda”. Es la manera en que se “anuncia y se invita” a todo el pueblo a la fiesta. Es un desfile de colores y formas en el que los amigos y vecinos participan en la fiesta.

La Calenda lleva por delante a la Chirimía y el Tambor, reminiscencias milenarias que esencialmente recuerdan un rito ancestral a pesar de todo el sincretismo con el que ahora las apreciamos y nos recuerdan el origen espiritual de estas fiestas.

Después vienen los coheteros, verdaderos “especialistas” que van tirando cuetes y cohetones, que anuncian la cercanía de la procesión. Los primeros se arrojan al cielo con la mano y los segundos, más potentes, se lanzan desde una base que permite poner distancia al encender la mecha.

Los cuetes y cohetones son indispensables en las fiestas oaxaqueñas y su cuidadoso manejo se les deja a un grupo de “expertos” que saben donde, cuando, cantidad, ritmo y son quienes cuidan de que no causen accidentes, tanto en los participantes como en las casas del pueblo.

Los Gigantes o Marmotas siguen en la calenda. Están hechas con un armazón de carrizo, su ropa de tela y su cabeza con papel. Generalmente son cargados por niños y jóvenes, por lo que es común ver a unos “Gigantes chiquitos”. Cuando se tocan los sones y bailan las Chinas, estos formidables personajes las acompañan en el baile, dando vertiginosas vueltas, perdiendo la vertical sin caer y llevando sus brazos como remolino de colores. Los personajes son producto del imaginario colectivo.

Después sigue la banda de música que tocará durante toda la calenda. Las bandas de aliento llegaron a Oaxaca y México, con la invasión francesa. Los oaxaqueños, especialmente se apropiaron de esta organización orquestal y la han hecho propia. La cultura popular tiene como base de expresión una banda de aliento. En Oaxaca se supone que existen más de cinco mil bandas.

El cortejo continua con la imagen del Santo Patrón o el símbolo de la fiesta. Por ejemplo en el Istmo se lleva un estandarte si se trata de una “Vela”.

Las “Chinas Oaxaqueñas” siguen en la comitiva. Mujeres que llevan cargando sobre sus cabezas canastas con bellos arreglos florales. Para hacer la calenda los mayordomos seleccionan a una “madrina principal”, quien a su vez tendrá que ir a invitar a señoras de la comunidad para que participen como Chinas oaxaqueñas con sus canastas. Todo esto implica, tiempo, dinero y un esfuerzo físico, pues las canastas son pesadas y costosas. Algunas mujeres participaran con canastas con fuegos de artificio. Verdadera proeza de valor y entusiasmo.

Todo se inicia en la casa de la Madrina Principal, quien tendrá que ofrecer mezcal, rompope, refrescos y galletas mientras se congregan las canastas. Después llega la música y ameniza la espera. No importa que llueva o relampaguee, la gente del pueblo ira llegando.

La comitiva sale hacia la casa de los mayordomos. Donde se les bailará un son y de ahí parte la comitiva al templo del pueblo donde en el atrio se baila algunos sones y de ahí se parte a los puntos que cada comunidad ha tomado como tradicionales.

Generalmente a las casas de exmayordomos, donde existe una capilla o cruz, algún templo o barrio. Generalmente en estos lugares se organiza una recepción en la que no falta la comida y la bebida para todos los participantes.

La calenda termina en el templo del pueblo, donde las chinas dejarán su ofrenda de flores al Santo Patrón o Virgen de la comunidad. Acto seguido en el atrio del templo se inicia la quema y baile de las canastas con fuegos artificiales, los toritos y si se puede, al final los Castillos.

Las mujeres son las que “bailan” las canastas. Remolino de luz y fuego que enciende las emociones de toda la concurrencia. Las mujeres siempre son asistidas por sus esposos o novios y ellos bailan con ellas cuando las luces iluminan de colores el entorno. Los jóvenes y los hombres bailan “los toritos”, en lances que agitan a la concurrencia, pues generalmente despiden unas luces de colores que cruzan veloces entre las piernas de los espectadores.

Las calendas son un producto de la cultura mexicana que siguen vivas y palpitante en los Valles de Oaxaca. La calenda es participación, encuentro, apoyo, fiesta, sacrifico físico y económico, tiempo, amistad, fraternidad y comunitariedad.

En la calenda con un poquito de mezcal y cerveza, los problemas interfamiliares e interpersonales, se aflojan, se minimizan, encuentran cauces de comunicación y solución. La fiesta es pretexto para que se restablezca la armonía y la amistad. Es momento para refrendar la amistad, el compadrazgo y la unión de la familia amplia. Es gusto y entusiasmo, necesidad de compartir lo más profundo y lo más íntimo, de continuar con la tradición.  

La calenda termina en la casa del mayordomo con una cena para todo el pueblo, por supuesto que acompañados por la banda de música.

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